Era vieja la banca,
inutil como nuestros
huesos, te tomaba
de la carne,
te arrancaba
una y mil veces
la piel con caricias,
mi ser indigena,
primitivo,
tu, diabla,
conquistadora,
y a tu vez conquistada,
la respiracion
siempre igual
en tu frio clima,
mi altivo color
cobre, sucia
mi piel, sucia
mi tierra,
y tenso el arco.
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